La Esencia de Ser

José Carlos nos comparte este mensaje de Juan XXIII…

Les deseo que tengan hoy un muy bonito dia
LA ESENCIA DEL SER

Sabrás del dolor y de la pena
de estar con muchos, pero vacío
Sabrás de la soledad de la noche
y de la longitud de los días.

Sabrás de la espera sin paz
y de aguardar con miedo.
Sabrás de la soberbia de aquellos
que detentan el poder
y someten sin compasión

Sabrás de la deserción de los tuyos
y de la impotencia del adiós.
Sabrás que ya es tarde
y casi siempre imposible.

Sabrás que eres tú el que siempre da
y sientes que pocas veces te toca recibir.
Sabrás que a menudo piensas distinto
y tal vez no te entiendan.

Pero sabrás también:
Que el dolor redime.
Que la soledad cura.
Que la fe agranda.
Que la esperanza sostiene.
Que la humildad ennoblece
Que la perseverancia templa
Que el olvido mitiga.
Que el perdón fortalece.
Que el recuerdo acompaña.
Que la razón guía,
Que el Amor dignifica…

Porque lo único que verdaderamente vale
es aquello que está dentro de ti,
y por encima de todo está Dios
solo tienes que descubrirlo
y así, hallarás la verdadera Paz.”
Juan XXIII

Reflexión Evangelio 16 Junio 2002

José Carlos nos conparte esta reflexión del P. Antonio Armendáriz, M.Sp.S. …

 Esta última reflexión del P. Toño es material de reflexión y de oración para
todos aquellos que vivimos una espiritualidad sacerdotal. Es un llamado a ayudar a nuestros sacerdotes con nuestra oración y nuestra prudencia.
Onceavo Domingo Ordinario
16 de Junio de 2002
Mateo 9,36-10,8

En este tiempo, Jesús se sigue compadeciendo de sus ovejas porque las sigue
viendo extenuadas, como ovejas sin pastor. O posiblemente, como diría San
Agustín, porque ve a los Pastores aprovechándose de la leche y de la lana de las ovejas.

Hace unos días daba ejercicios espirituales a 23 seminaristas de una de las
Diócesis de Estados Unidos. Los temas que se trataron durante esos días, nos
hacía reflexionar, por una parte, en los hermoso de la vocación sacerdotal,
hablábamos de las virtudes de la humildad, como virtud indispensable para
arriesgarse a responder al ideal de la participación ministerial directa con el
Único y Sumo Sacerdote, Cristo Jesús. De la virtud de la Fidelidad como trabajo continuo, arduo y difícil muchas veces, que es indispensable para mantener templadas las cuerdas de la lira que supone dar una respuesta, primero ante Dios, a El hay que obedecer en primer lugar, y luego a nuestros hermanos y hermanas que reclaman de nosotros una entrega amorosa, al mismo tiempo que sacrificada y pura. La virtud de la Obediencia a nuestros Obispos y nuestros Superiores Legítimos. Si nuestro mundo hiciera una radiografía de nosotros como “desobedientes”, quizá saldríamos no muy bien librados en el diagnóstico. Decía un sacerdote anciano, no recuerdo su nombre, con él me solía confesar regularmente, y cuando le hablaba de las infidelidad en la pobreza y en la castidad, normalmente, me decía: “Revísese Padre, casi es seguro que ande mal en la Obediencia”. Cuando la obediencia va bien, en general los otros dos votos van bien.

Y es que el que obedece a su Obispo o a sus Constituciones, me decía el anciano cura, no fácilmente se deja seducir por los bienes materiales y los monstruos que excitan nuestra sensualidad humana. No olvidemos que somos tan débiles como el que más. La Virtud de la Urbanidad, tan lejana muchas veces de nuestros ser de sacerdotes. A veces nos damos concesiones en nuestras expresiones verbales y nuestras rudezas, peores que el más vulgar de los hombres. Y además ay de aquellos que intenten llamarnos la atención, su corrección llega a ser tema de nuestras homilías dominicales, a través de las cuales nos desahogamos de la “corrección fraterna”, que se nos hizo. La Virtud de la Prudencia.

Prudencia… que alejados andamos muchas veces de ella, se nos ha olvidado la oración, elemento indispensable para mantener la frescura del amor primero de nuestro sacerdocio. La amistad sincera y limpia con otros sacerdotes y religiosos que con su entrega siempre nueva nos invitan a ser mejores. Prudencia en nuestra excesivas visitas a familias, matrimonios, grupos juveniles, etc., que nos saturan de afectos pero que nos pueden llevar a olvidarnos del VERDADERO AFECTO, el que procede de Dios y a Dios impulsa.

Y por último, les decía a los jóvenes seminaristas, la virtud de la
Penitencia… ya lo he mencionado mucha veces a través de la página de ” Mis
Amigos de los Lunes”: el Sacrificio en todas sus formas es la sangre oculta que purifica el amor, hace que descubramos la pureza como el mejor camino para amar y las dos amor y pureza nos llevan a descubrir el sacrificio como la savia a la planta, y repito, como la sangre al cuerpo.

La noche última de los ejercicios, orábamos, y al hacerlo, le pedíamos perdón a Dios, unidos al Sumo y Eterno Sacerdote, Cristo Jesús. Le pedíamos perdón a la Iglesia por haberla manchado tantas veces al descuidar la inspiraciones del Espíritu Santo, les pedíamos perdón a quienes hemos hecho víctimas de nuestros pecado.

Creo que esta es la actitud más cristiana y positiva que nos toca vivir a las
cristianos católicos de este tempo. VIVIR EN ACTITUD DE PETICIÓN DE PERDON. Ya pasaron las décadas de sentirnos con privilegios especiales. Ya pasó el tiempo de nuestras reacciones.

Reflexión Evangelio 9 Junio 2002

José Carlos nos comparte esta reflexión del P. Toño..

Décimo Domingo Ordinario
Junio 9, 2002
Mateo 9,9-13

Este es un Evangelio que me hace recordar mi partida al Noviciado de los
Misioneros del Espíritu Santo. El entonces Director de la Empresa donde prestaba mis servicios, al saber mi decisión de entrar a la Congregación, se sorprendió mucho. En el momento de estarle dando la noticia, tenía entre sus manos una carta, que supuestamente me quería leer, después me dijo que se trataba de un muy buen ascenso en mi trabajo. Cuando yo vi que por allí iba la cosa, habiendo logrado un gran éxito en un estudio sobre administración de recursos humanos que él me encomendó, le pedí que me dejara hablar un poquito antes de que él continuara. Recuerdo que le dije: “Don Enrique ya se por donde va, pero quiero ser honesto, hoy pensaba avisarle que dejo la empresa, me miró con un gran asombro y me dijo, “no me vayas a salir con que te vas a otra empresa…”. Si, le dije, a otra empresa, me voy para responder al llamado de Dios, me voy de sacerdote. Casi le da un infarto.

Bueno, lo anterior es sólo para ponerlos en el contexto de lo que significa para mí este Evangelio. Unos días antes de marcharme a México, el mismo Don Enrique quiso encargarse de la preparación de mi despedida y organizó una Misa y justamente ese día se leyó ese Evangelio. Se me quedó muy grabado en mi corazón.

Lo más bello que aprendí de este trozo evangélico y sobre todo del personaje llamado Mateo, fue que la respuesta debe ser de inmediato… “El se levantó y lo siguió”

El P. Félix Rougier, tiene una expresión muy bella: “La Obediencia debe ser
pronta y alegre” Y eso es lo que más me impresiona de Mateo y lo que más me ha impresionado siempre del P. Félix y de todos los hombres y mujeres, que como ellos, no sólo han descubierto la grandeza de esta virtud ante la llamada de Dios, a veces directa, la mayoría de las veces a través de otras personas o de los acontecimientos más comunes y corrientes. Han descubierto también que al obedecer, no como títeres, sino con la fuerza de una inteligencia que ilumina, de una voluntad que se entrega, de una experiencia que realiza su persona. El Religioso a su superior, el Padre de familia a su patrón, sabe que de allí saca el sustento para sus hijos. El marido a las sugerencia tierna de su mujer, la esposa a su esposo, como María a José. No obstante que Ella era la Madre de Dios, José dijo sencillamente: “Levántate, toma al Niño y huyamos, porque Herodes lo busca para matarlo”. También María, Ella primero que nadie, muestra prontitud y alegría al obedecer.

Jesús quiere ante todo Misericordia y no Sacrificio. Aunque normalmente el
Misericordioso necesita obedecer al mandato de Jesús y muchas veces este mandato supone la donación de la propia voluntad. Habrá sacrificio mayor que ceder la propia voluntad?. Pero la memoria me recuerda que todas las veces que he obedecido pronta y alegremente mi corazón ha sentido un profunda paz y una inexplicable alegría..

Hoy como hace siglos, el Señor te llama, por nombre. Síguelo… obedece. Dale el gozo del sacrificio más fecundo que es la Obediencia, y El lo convertirá en Misericordia. La Misericordia que tanto necesita nuestro mundo.

P. Antonio Armendáriz, M.Sp.S.